Ritmo, lenguaje y tipografía
( TODO AL SERVICIO DE LA DIFERENCIA ) Recortes de una charla de Alejandro Lo Celso en el “encuentro internacional, tipografía para la vida real” realizado en Buenos Aires.
(…) muchos de ustedes aquí presentes siguen pensando que la tipografía es un tema árido, técnico y superaburrido. Y lo peor es que tengo que decirles que tienen razón.
(…) El universo de la tipografía para texto presenta una complejidad ya de por sí. No sólo compromete a la vez cuestiones de legibilidad y cuestiones estéticas, cuestiones de diseño y cuestiones de tecnología, sino que además es un microuniverso: no importa lo que uno haga, todo se resuelve finalmente en las dimensiones diminutas de unos signos cuyas formas deben, en el mejor de los casos, pasar completamente inadvertidas para todos los lectores.
(…) aun el diseñador gráfico más consciente sería incapaz de identificar todas las decenas de miles de familias tipográficas creadas hasta hoy.
(…) Cultura iconográfica en la que vivimos hoy, preferencia por el impacto visual
(…) la tipografía es también imagen, y es esa doble dimensión lo que la hace muy rica: la tipografía puede actuar como palabra, es decir, como representación gráfica fundamental de la escritura, de un mensaje, y puede tener a la vez una poderosa fuerza plástica, una carga estética particular. Doble dimensión, la lingüística y la visual.
( CARACTERÍSTICAS ) (…) microuniverso complejo e infinito como el de la tipografía,
(…) formas inadvertidas a los ojos, estáticas y en blanco y negro,
(…) la cultura de la tipografía es una cultura proveniente de Europa
( AUTORES ) (…) William Addison Dwiggins, Bruce Rogers o Frederik Goudy, Daniel Berkeley Updike
( SUCEDIDO ) (…) Francois salió tarde de madrugada hacia el lugar, verificó que estaba solo, hizo las mediciones del caso y comenzó a realizar en el piso, con tiza blanca, el dibujo preliminar. Lamentablemente, el patrullero policial llegó en el instante en que terminaba. Y claro, la policía francesa no es famosa por su delicadeza. Pero como Francois tiene también su experiencia cosechada, no todo estaba perdido. Así, a las tres de la mañana, en pleno centro de Nancy, entre este arquitecto de veinticinco años y dos gigantescos policías franceses sedientos de justicia tuvo lugar un diálogo más o menos como éste:
- Ah! ¿Así que escribiendo en la vía pública?
- No, no! no estoy escribiendo, estoy dibujando.
- S., claro, dibujando, dibujando! ¡Dibujando letras!
- No, no, no son letras; como usted puede ver, son simples formas geométricas. Mire, éste es un triángulo, aquí hay un rectángulo, más allá. es un medio círculo! ¡es geometría pura!
- ¿Pero usted nos quiere tomar por estúpidos?
- Bueno, de pronto es interesante que usted pueda leer algo en estas formas geométricas, pero la verdad es que no me proponía escribir ninguna palabra, simplemente hacer estos dibujos! Yo soy arquitecto.
Bueno, mientras hablaba con un policía, Francois esperaba que el otro policía no encontrara
sus herramientas de graffitero, aerosoles, pinturas acrílicas, marcadores todo terreno, aerógrafos industriales, tintas chinas indelebles, pinceles de groso calibre, que había dejado prudentemente escondidas en una caja de cartón a varios metros, junto a un tacho de basura. Bueno, ya se imaginan cómo siguió la conversación. Naturalmente, no le resultó fácil a Francois sostener sus argumentos semiológicos, dada la idiosincrasia de sus interlocutores. Pero el problema fundamental era un problema de definición: cómo determinar si esas formas que yacían en el piso eran parte de un simple juego geométrico, sin ninguna otra pretensión que la estética, un juego, o si eran en verdad letras, y entonces el vehículo de un mensaje perverso, a cuyo autor era preciso llevar hasta la estación de policía.
Por suerte no tuvo que ir a la cárcel, pero lamentablemente perdió todas sus herramientas de grafitero. El policía encontró la caja de cartón, pero como estaba prudentemente alejada, no pudieron probar que le pertenecía.
( PROBLEMAS ) (…) El corazón del problema constructivo de las formas, es muchas veces el límite del diseño de tipos. Cuanto una a, para ser una a, debe parecerse a la a, Cuánta libertad puede uno tomarse para innovar un signo sin que deje de ser lo que debe ser para que sea entendido como tal.
Este problema se aplica a cada signo del alfabeto, pero luego se extiende a cada alfabeto en relación con los otros alfabetos que componen una familia: Una familia diseñada para texto posee una problemática de complejidad bien diferente de la de una tipografía display.
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