Las ediciones se diseñan

Charla pronunciada por Rubén Fontana en la Sociedad deBibliófilos Argentinos, el 25.10.1990. “El diseño no es sólo el nexo entre las partes, sino también lo que otorgará identidad y belleza al libro. Una vez observados los temas funcionales, industriales y económicos, intentaremos que el objeto a diseñar tenga componentes estéticos que le permitan crecer al lector, es decir, que esa edición signifique, además un aporte cultural. Durante la lectura, por ejemplo, el ojo no repara en sílabas; abarca conjuntos, no lee la forma de las letras o de las palabras, lee la contraforma, es decir, las formas o espacios blancos que resultan delimitados por la traza negra de los caracteres. Cuando la vista recorre una frase, puede tomar dos o más palabras por vez, las reconoce por los accidentes de la silueta, los ascendentes y descendentes de las letras, más la suma de todas las contraformas internas y los espacios que la delimitan. Así, el ojo va cabalgando sobre la línea, tomando nuevos conjuntos, realizando cada tanto retrocesos de confirmación que le permiten comprender lo que está leyendo. El libro puede trascender en el tiempo, como fiel transmisor de un mensaje y testimonio estético de una época. Un libro debe ser perdurable, que no se destruya al hojearlo; adecuadamente impreso y económicamente posible. Un libro no se empieza por la tapa, se comienza por el verdadero problema: cuál es su contenido, cómo se va a leer, su formato, la elección tipográfica, en fin, por cantidad de elementos como los ya señalados, de los cuales va a resultar una estética, la estética posible para esa obra y sus circunstancias. La calidad del interletrado es otro de los elementos para optimizar la legibilidad, según el tamaño del cuerpo tipográfico. Una palabra que está bien interletrada facilita la capacidad del ojo para reconocerla. Cuando nos confundimos en la lectura, no siempre hay que atribuirlo a que vemos mal. Es muy posible que esa palabra esté mal compuesta, mal interletrada o mal interlíneada. Una Bodoni o una Helvética, la Óptima o la Palatino, pueden muy bien corresponder al mismo cuerpo de composición, pero no se comportan de la misma manera, puesto que difieren en el diseño de sus formas, de su altura de «x» y de sus «ojos» respectivos. Cada familia tipográfica nos propone un mundo de referencias culturales. La publicidad ha influido de una manera muy particular en el gusto tipográfico. A medida que la tipografía fue avanzando en el tiempo, incorporó soluciones a las nuevas necesidades.” Fuente_ http://www.catedracosgaya.com.ar Texto de la cátedra Pablo Cosgaya, para Tipografía 2.Universidad de Buenos Aires. Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo. Carrera de Diseño Gráfico

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